jueves, 30 de septiembre de 2010

LOS REMOS DE MIS SUEÑOS


No hay mares que hundan los remos de mis sueños.
No hay viento que me empuje hacia ninguna parte mientras siga anclado a mis principios.
No hay golpe mortal que me venza desde que descubrí que por la vida soy capaz de morir.
No hay murallas suficientes que puedan frenar mis emociones para expandirlas con la libertad.

Ya puede llegar un ejército armado hasta los dientes de pesimismo, miedos , dudas....
Que venga! Que tengo sonrisas al por mayor y la estrategia de la felicidad para ganar cuantas batallas y guerras vengan a mi corazón.
Ya puede venir alguien a descomponer mi destino porque el suyo no encuentra ni forma ni estilo, que yo voy a seguir a lo mío..... voy a ser el mejor escultor de algo llamado amor con la firma inconfundible de mi alma.
Ya sea porque todo está al filo de la desesperación  y la angustia, voy a convertirme en equilibrista y cuando camine voy a regalar por cada paso, una esperanza , un deseo y un abrazo....y todo sin caerme.

Que sí, que se puede!
Que el mundo se va desfilachando, voy yo con mi humilde costurero y bordo las costuras de la conciencia que han quedado en el olvido.
Que la pena y el desosiego llena el respirar de familias, voy yo con mi humilde presencia y sí me dejan, les digo que se miren en silencio..¡ He dicho que se miren! Y verán como el sol aparece en la miradas para derrotar cualquier ceguera.


" Tal vez estamos al borde del desquicio y la desilusión. Donde las muertes se sirven a la hora de la cena y catalogan como cultura general la falta de respeto a la intimidad. Quizá mañana me levanté y siga viendo como millones de niños fallecen porque esos de arriba siguen hablando y hablando y llenándose y llenándose. Puede ser que dentro de unos años nuestro querido planeta sea sólo una nube de polvo en el infinito espacio....tal vez, quizá,  puede ser...."

Y aunque....
Soy casi insignificante....
Sólo uno más en este enjambre...
Una humilde persona llena de sueños y energía.
Soy....y con eso basta y por eso....

No hay heridas suficientes que puedan desangrar mi convicción.
No hay terremotos que puedan derrocar el armazón de mi sentimiento.
No hay palabras venenosas que infecten el sabor de mi locura.
No hay nada en todo lo que no va conmigo que pueda alejarme del camino que deseo y elijo.