" El tren llegó con una vida de retraso y cuando él marchó de la estación, el amor lloró sin consuelo alguno. Entonces, ella bajó y sus ojos comenzaron a buscar lo que llevaba tiempo dentro de su corazón. Pero ya no estaba, sólo vio la soledad del andén y una pancarta que decía: El destino es extraño si no te dejas que te conozca. "
Aquella tarde en las afueras del bar, el sol escapó antes de hora, asumiendo que entre los dos había tanta luz como para iluminar la noche y la madrugada.
Cuando llegó la luna, ellos ya estaban explorando los misterios del alma y de la vida.
El bar estaba repleto de gente y la música invitaba a que la magia se desperezará.
Las palabras salían sin parar y había sed. Mucha sed.
A medida que el tiempo pasaba la complicidad se agigantaba, las sonrisas se multiplicaban y las miradas decían todo aquello que no se dice con la voz.
Cuando cayeron dos cervezas más ya estaba uno a la vera del otro.
Manos con manos.
Suspiros con silencios.
Silencios con besos.
Besos que hacían temblar.....
Temblores directos a la pasión....
De repente nació la belleza en los ribetes de los labios de ella....
Al momento surgió el deseo en los dedos de él......
Los ojos cargados de transparencia...
El aliento de sinceridad.....
Todo era mágico y el sentimiento apareció entre los dos.
Barrió cualquier pensamiento racional, se alió a la locura y tejió una historia imborrable para el resto de los restos.
Vaciaron corazones, desgastaron emociones, alquilaron calendarios y se entregaron sin esperar nada a cambio.
Pero el destino aguardaba cruelmente su momento entre el miedo y la razón.....
Sabía que él era el norte y ella el sur....
Que él era camino y ella andares del viento....
Que el era un sueño y ella el despertar de la realidad....
Sabían, que por mucho que querían, el cuento ya tenía escrito un final antes que el principio.
Cuando él llegó quiso pero no pudo....y rompió a llorar.
Cuando ella lo intento ya se ahogaba en su mar....
" Ella volvió a subirse al vagón tras leer la pancarta. Al cabo de unos segundos, el tren desapareció por el túnel dejando de nuevo a la soledad en el andén. Unos instantes después, él volvió con la última gota de esperanza pero ella ya había marchado. "
Y el amor, lloró sin consuelo alguno.