LA CAJA TONTA MÁS LISTA

Cada día consumimos su basura,
esa que mastica nuestra mente,
expuesta por algún caradura,
que ni sufre ni padece ni siente.

Nos deja tontos e idiotas,
con la mirada casi rota,
la cultura hecha trizas
y se deshace como tiza.

¡Cuánta farsa y verborrea!
el ambiente se caldea,
en un segundo mil insultos,
y nosotros como bultos,
ampliamos nuestros ojos,
inyectados en el rojo,
por decir sólo un color,
de la escoria y el sopor,
que nos ciega el corazón,
que nos rasga la razón.

Voluntaria y libre su condena,
como el impacto de la sangre,
que te remueve hasta la cena,
y nos quita hasta el hambre.

Si el famoso tiene sida,
repasan ya su vida,
en ese circo de farsantes,
de rumores malsonantes,
por dinero y por audiencia,
se desnuda la inocencia.

Lo importante es el cotilleo,
y de esa joven su meneo,
que provoca un festival,
en la época estival,
comiendo de un cabrón,
que monta un culebrón,
con cuernos de marfil,
que describen su perfil.

Es la caja tonta más lista,
que vive en nuestro hogar,
la primera entre revistas,
que por verla hay que pagar.

Y aunque siempre hay algo bueno,
lo que domina es la insensatez,
que hay menos arte que veneno,
menos coherencia que estupidez.

Para evitar esta polución,
podemos leer una novela,
también oír una canción,
a la luz de la candela.