lunes, 6 de agosto de 2012

UNA MADRE ES UNA MADRE





Con tu permiso, quiero defenderte, porque no es justo que te juzguen y recriminen tu actitud.
No mereces el maltrato ni las críticas, que pagamos contigo con la amargura del descontento.
Es tan injusto que torturemos tu piel, a sabiendas que en tus raíces está el aire de la vida y el verde de la esperanza. Cómo voy a darte la espalda si tu cara es la alegría cuando despierto y la caricia cuando me acuesto. Comprendo tu enfado, tu desconcierto y tu ira…
Comprendo que a veces sacudas con la crueldad que nosotros hemos sembrado en tu corazón. No pidas perdón, que antes, todos tendríamos que arrodillarnos ante ti y rogar tu clemencia por nuestro poco respeto a tu cuerpo. Por nuestra falta de sensibilidad y memoria, por nuestro egoísmo y tiranía. Perdónanos por no quererte cómo debemos quererte, por no arroparte cuando asoma el interés y no luchar en tu ejército al llegar la contaminación y el consumo. La verdad, no sé como aguantas nuestra hipocresía y mentiras que de tanto decirlas se hacen verdades en nuestra mente.
Soportas vejaciones, asesinatos sin piedad, violaciones y demás calamidades realizadas por nosotros y sin embargo, sigues en pie, muy enferma, pero en pie dispuesta a concedernos al amanecer, una belleza inigualable, imposible de superar por mucho que el vil metal y la sangre escrita en un papel, sean villanos duros de vencer.
Estás enferma, muy enferma y no hay más culpables que nosotros.
Necios y ciegos de codicia, leñadores ejecutivos que talan pulmones y colocan polución en busca del sueño del futuro. Malditos ignorantes y soberbios sabelotodo, es la muerte adelantada, el presente al revés, el auto suicidio ejecutado por la parte más mezquina…
 No obstante, continuamos señalando tu maldad porque cuando te hartas, tu rabia se lleva vidas en un instante. Asolas pueblos, destruyes islas, derrumbas bosques….
Entonces, una vez más, injuriamos contra ti y olvidamos que si eres monstruo, es porque hemos sido tus creadores y con tu susurro, hemos hecho el huracán, con tus lágrimas el demonio del tsunami, con tu piel, la fiebre de los terremotos y con nuestro pasotismo, infiernos calcinados que te visten con el luto más amargo.
Es evidente que tus golpes son difíciles de encajar si acarrean la tragedia. No hay momentos para pensar  cuando apilas muertes y destrozos, no hay tiempo que parar cuando el querer se ha evaporado con la fuerza de tu cólera. No se siente nada y son momentos que no se pueden controlar, no se intentan ocultar y las heridas se convierten en cicatrices imborrables.
¿Te condenamos? Ya lo hicimos con aquel carpintero y ya se ha visto quién fue el traidor y como nos ha ido por ser víctima y jurado, enemigo y soldado, inocente y malhechor…
Jugamos a ser Dios con la madre de todas las madres…
Y una madre es una madre, es la vida, es el aire, es el sol y la luna enamorada…
Es la estrella y es el cielo, es el mar y el puerto de los sueños, es la flor en su esplendor y es el llanto al nacer. Es el canto de mil pájaros, una hoja al caer y la nieve en el tejado, la montaña más grandiosa y el perfume cuando llueve….
Es la sangre del destino…
La cuna de nuestras cunas…
Es bonita, única y la fuente de la pureza…
Es inmensa, majestuosa y se llama naturaleza.


Siempre tú y con tu permiso, quiero defenderte.
Porque, una madre es una madre.