miércoles, 17 de septiembre de 2014

CON LA VISTA HACIA SU OMBLIGO




Llegó y no sabía cómo.
Llegó para quedarse y sin saber que el tiempo ya no era tiempo. 
Llegó cuando creyó que no habría puerto para su alma de pirata.

Se inundó de paz y recordó los mares navegados.
Se perdió en su interior buscando sus latidos. 
Se incorporó desde el suelo sin ser consciente del cielo. 

Ahora ya no siente ni padece, solo quiere querer como nunca quiso allí.
Ahora empieza un nuevo curso y no hay espacio para el arrepentimiento.
Ahora ya no existe, ni tampoco el pasado que dejó pasar cuando aún podía enderezar el presente. 

¡Cuántos lamentos arrastrados por el viento!
¡Cuántas verdades guardadas en el silencio!
¡Cuánto besos perdidos en las esquinas más oscuras!

Desde lejos se desmorona. 
Ya no sabe echar los reproches al olvido y tampoco escucha el sollozo de un amor herido. 
Desde lejos se rompió a pedazos.
Ya no puede coser el destino que agujereó con mentiras y egoísmo.
Desde lejos se pregunta si tendrá otro vestido de piel y agua para enmendar lo que ensució con su soberbia y tiranía.

Solo espera y ni siquiera sabe si tiene que esperar...
Solo está sin saber que ya estuvo solo cuando creía tenerlo todo...
Solo muere y ya van dos, porque nadie quiere un muerto con la vista hacia su ombligo...