sábado, 14 de febrero de 2009

VIOLACION


Otra noche metiendo la cabeza debajo de la almohada,
sin poder evitar esos gritos que escupen puta y zorra,
otro puñetazo que le rompe la piel amoratada,
y se arrastra por el suelo y sus manchas no se borran.


El pequeño se retuerce en la cama mojada,
cuando oye otro golpe a mano abierta,
la madre cubre sus prendas rajadas,
antes que eso prefiero estar muerta.


El borracho se recrea en la pelea,
la tira del pelo se baja el pantalón,
chupa hija de perra y la meneas,
y otro palo que la lleva hasta el salón.


Mientras se va ahogando mira de reojo,
que su hijo no contemple esta humillación,
pero el crío ya ha clavado sus tristes ojos,
en esta cruel y salvaje violación.


Se acabado el llanto y ha dejado de llorar,
se sacude el terror se hace fuerte y camina,
harto de palizas que son huésped de su hogar,
no quiere más dolor y se adentra en la cocina.


El borracho está de espalda y su madre de frente,
cuando el pequeño se acerca con un cuchillo,
seis cornadas en el pecho y otra tantas en el vientre,
se desploma la maldad con el cuerpo amarillo.


El silencio es total al cumplir las puñaladas,
después viene la paz tras el último alarido,
madre e hijo lloran lágrimas empapadas,
que gotean en el ogro llamado padre y marido.

1 comentario:

  1. Hola David, me ha sobrecogido el poema, es la cruda realidad, y la has reflejado perfectamente.
    Gracias por visitar mi blog.
    Ahora tranquilamente miraré el tuyo.
    Un abrazo.

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