Cuando la noche se hace larga y amarga.
Cuando el tiempo pasa y nunca pasa nada.
Cuando te ciegas de rencor y no hay lazarillo
que te guíe por otras calles.
Cuando el vaso está vacío y no hay nada por
lo que bailar.
Cuando miras hacia un lado y miras hacia el
otro y a la izquierda el silencio, a la derecha la soledad y arriba nubes
negras que presagian mil tormentas.
Cuando andas con cuidado y te hundes en el
barro una y otra vez.
Cuando el mar te espera con tu barco y no
sabes si habrá calma o tempestad.
Surgen dos opciones, dos caminos para elegir,
dos maneras de adoptar cómo vivir esta vida, que sacude y te golpea, te
acaricia y te besa y te quiere y te odia…
La primera, quedarte atracado en el puerto,
atando las amarras de tus desdichas, izando tu bandera blanca y esperando a que
la espera, desespere a la marea y se suba hasta tu cuello y te engulla, con las
olas de tu miedo y la espuma de la cobardía.
La segunda, desanclar tu barco del muelle,
arriar las velas de la ilusión y navegar contra el viento y su vaivén, a la
conquista de tus sueños por los océanos del destino. Con coraje, energía,
voluntad, valentía…
Cómo
te cuento, que cuando la noche se hace larga y amarga, tú puedes
invertir el sentido de sus horas, puedes lograr que la agonía se diluya como un
dulce azucarillo, puedes obtener los encantos de una estrella y los reflejos de
la luna. Cómo te explico que a pesar de la oscuridad, hay madrugadas que
enamorar, sombras que iluminar y planetas que conquistar…
No queda otra más que una, si no quieres
respirar sin saber que aire recoger.
No queda más que ahora, si no entiendes que
eres tú y no aquel que llenas de envidia.
No queda nadie si te vas, pues al marchar es
la soledad la que sólo te acompañará.
No queda lugar si caes en la perdición, que
allí solo estarás para morir estando en vida.
Agarra el timón de tu vida y deja de buscar a
otros que remen bajo la sombra de tu lamento.
Decide tu rumbo e inventa tu mundo, hazte con
los galones de tu personalidad y construye la brújula que te lleve donde tú
quieras ir.
Surca senderos, llanuras infinitas, caminos
empedrados, jardines de hierba fina y cercos con hoyos y espinas, que al fin y
al cabo, esto no para y machaca tu pensamiento cada anochecer, tiene
sonrisas y llantos, alegrías y penas y sueños y pesadillas.
Pero no olvides en el olvido, que lo más
importante es que tú seas el dueño de tu aventura, el que escribe con prosa o
sin ella, el pintor que elige sus colores o el soldado que sale de su
trinchera. No, no olvides, que sin ti para qué vas a vivir…
Cuando la noche se hace larga y amarga.
Cuando el mar te espera con tu barco y no
sabes si habrá calma o tempestad.
Dos opciones, dos caminos y el privilegio de
elegir.
Izar la bandera blanca o ser el capitán del
barco de tu vida.
que hermoso "Izar la bandera blanca o ser el capitán del barco de tu vida" me lo llevo...
ResponderEliminarNo, no olvides, que sin ti para qué vas a vivir…
ResponderEliminar¡Vaya frase David, para enmarcar...!
Llevo alejada bastante tiempo de los blogs, no termino de controlar el tiempo de mi vida, pero no olvido a los amigos, en serio, espero que todo se arregle y poder estar con vosotros.
Tus letras como siempre, de lujo.
Besos David.