En el río ya no se oyen los chapuzones y las risas adornadas con besos de ternura.
Sin embargo, en el árbol, sigue anclado el corazón y dos letras que un día tallaron entre lágrimas y promesas.”
Empezaron sin saber…
Terminaron graduados…
Es lo que tiene una mirada; Choca contra tus ojos y convierte tu respirar en un ciclón de suspiros que provocan un pinchazo en tu alma imposible de frenar.
Es lo que tiene una voz; Se cuela en tus oídos, despoja los sentidos, abraza tu vacío y lo recarga de mil hechizos. Esa voz es tu alimento y olvidas hasta la dieta, por un manjar gigantesco que comienza en los ribetes de su boca.
Antes del último día, pasaron amaneceres y madrugadas pintando el cielo azul con la luz de sus ojos, contando estrellas y deseos a la par…Y dejando que el susurro del mar fuese la banda sonora de cada caricia y sonrisa compartida.
En ocasiones eran reprendidos por sus padres, pues a veces llegaban a altas horas de la noche con una alegría exagerada. Pero es que el amor, tiende a derrotar al tiempo y te sumerge en un mundo donde lo único que cuenta son los besos, los abrazos y los te quiero.
Cuando llegaban los últimos días del verano, la tristeza iba aumentando y, aunque eran dos jóvenes que apuraban cualquier sensación, cada vez había más momentos de silencio y pensamientos perdidos.
La despedida fue dura; ella, un manto de lágrimas, él cayó rendido a su cuerpo sin querer separarse nunca más y en ese abrazo, palabras que sellaron con un juramento:
—Te lo prometo—dijo él—No te olvidaré e iré a por ti, te lo juro—Contestó con firmeza—.
"Han pasado cincuenta y seis años y
precisamente hoy, ha pasado una estrella fugaz por el cielo. El verano está a
punto de llegar y por la aldea dos personas caminan tranquilamente."
—Pues sí, dos años menos que tú. Los que tarde en reunir el dinero, cumplir dieciocho años e ir a por mi amada. —Replicó él—.
— Mira, sigue intacto el corazón y nuestras dos iniciales. — dijo ella con entusiasmo.
Sí—contesto él, pellizcándole la nariz— Ese árbol es eterno, como nuestro amor.
Qué hermoso y nostálgico. Gracias. Me gusta mucho.
ResponderEliminar¿Quién no ha tenido un verano? ¿Quién no ha tenido su estrella fugaz? Es precioso, David.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho conocer tu blog, David. Precioso relato.
ResponderEliminar