Nunca es suficiente, demasiados vacíos ante
tanta herida desangrada.
Nunca es bastante, demasiados llantos bajo el
disfraz de la hombría.
Nunca nos parece justo, demasiada injusticia
y demasiados justicieros.
Mientras creamos en terceras personas, las primeras
ya han caído.
Mientras pensamos en pensar qué hacer,
dejamos de escuchar gritos impensables.
Mientras nos quejamos y nos quedamos en la
posibilidad, el del enfrente nos golpea con los hechos del desecho.
Nos toca remangar la actitud y dejar de dar
vueltas en el verbo del intento.
Nos toca dar un paso y luego otro y creer en
nuestras huellas.
Nos toca mover, remover y embestir contra
todo aquello que nos supera.
¡Ya! ahora, porque hay demasiados parsimonia
y llantos.
Por tantas injusticias de justicieros ilegales.
Dejemos de ser ganado y hagamos algo por
aquello que está perdido.
¡Ya! ahora, porque si queremos, podemos hacer
los que el sueño nos diga.
Ya es hora de gastar el tiempo en ganar más
vida…
Ya es hora de tirar los dados con nuestras
manos…
Ya es hora de jugar la partida y luchar por
nuestra casilla…
Mientras nos cuentan milongas, los cuentos
envejecen…
Mientras ellos pregonan la paz, nosotros
sembramos la ira…
Mientras la indiferencia sea nuestro aliado,
la vida se nos caduca…
De nada sirve las reuniones del lloriqueo
cuando vemos que todo se desploma, si después las lágrimas se
consumen en el
olvido. De nada vale el clamor si es fugaz y
escurridizo, ante tanta vejación y humillación por
éstos, que se creen
rey de reyes y no son más que carroña…y en mal estado. Hay que unir los deseos,
los derechos, las igualdades, el coraje, la valentía y la sinceridad y salir al
mundo de una vez , para desmantelar todo lo podrido y crear un modelo que sea
equiparable a la grandeza que merece el ser humano.
Es muy difícil, ciertamente complicado, pero
todos y digo todos, podemos conseguir que la vida vuelva ser vida y no una
muerte muriéndose poco a poco….
Tenemos ilusión, fuerza, transparencia, ganas
de volver a creer en algo puro y honesto.
Queremos un planeta donde todos rememos hacia
la misma dirección, independientemente de los dispares puertos o diferentes
barcas. Soñamos con un lenguaje universal…
Aquel que cae al suelo y el otro lo levanta…
Aquel que tiene frío y le prestan una manta…
Esa que pide un trabajo y no importa su
color…
Esa que llega herida y atienden a su dolor…
Algo me dice que se puede y que todos
tenemos.
Algo llamado corazón y que, pese a que se
empeñen a desconcertarlo, si destapamos su esencia, no hay guerra que no
podamos vencer. Sólo es cuestión de creer en nosotros y de actuar delante de
los déspotas, hipócritas y corruptos, que dirigen de una forma tan lamentable
este valioso y hermoso mundo.
A remangarnos...
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